Hasta hace bien poco hemos creído que el agua era un recurso renovable, pero la realidad es que no lo es tanto como pensábamos puesto que no es ilimitado.
A grandes rasgos podemos diferenciar el agua salada y el agua dulce, siendo la segunda la más importante para los seres humanos puesto que la necesitamos para beber, para la agricultura, la industria y satisfacer otras necesidades.
El hombre, como ser vivo que es, necesita y utiliza gran parte del agua para sus actividades.
Hay varias razones por las que el agua es, y cada vez más, un recurso limitado. Cierto es que la Tierra está cubierta en un 70% de agua, sin embargo, el agua dulce, indispensable para nuestra supervivencia, solo representa el 2,8% del agua del planeta. Las reservas de agua dulce en el planeta son limitadas. El 77% del agua dulce se encuentra en forma de hielo y nieve. El 21,3% es el agua dulce que hay en el subsuelo. El 0.69% es el agua dulce que hay en los lagos, ríos, pantanos y otros reservorios. Y el 0.1% es el agua dulce que hay en las plantas y animales. Esto significa que solo alrededor de un 22% del agua dulce está disponible para el consumo directo.
Sin embargo, ese porcentaje no es del todo real pues no toda el agua dulce es potable y, por tanto, no puede ser consumida directamente. Para que el agua se pueda beber tiene que ser potabilizada, es decir, tiene que sufrir un proceso de eliminación de microorganismos patógenos y minerales. Tampoco se debe olvidar que muchos residuos se vierten a las aguas, contaminándolas y por tanto volviéndolas inadecuadas para su consumo y utilización.
A todo eso hay que sumarle que no todas las partes del mundo reciben la misma cantidad de agua y además cuanto más crece la población, más valiosa se vuelve. La tercera parte de la población mundial vive en zonas donde el agua escasea con frecuencia y uno de cada seis habitantes no tiene acceso al agua potable. Por desgracia las personas que más sufren la escasez y la contaminación de las aguas son aquellas que viven en los países pobres donde apenas existen medios para tratar las aguas y los residuos.
Otro de los factores que limitan el agua como recurso renovable es el uso excesivo que se hace de ella, especialmente en los países con más desarrollo y comodidades. Se estima que el 8% del agua se consume en las casas, el 22% se emplea para la industria y la producción de energía y el 70% se utiliza en la agricultura, de la cual la mitad se evapora o discurre por el suelo y el resto se absorbe por las plantas y la tierra.
Por ejemplo, en nuestras casas podemos gastar medio litro de agua solo en lavarnos los dientes, entre 30 y 60 litros en el lavavajillas, entre 70 y 120 litros en poner la lavadora y darse un baño equivale a gastar 150 litros de agua potable. Por eso es importante cerrar el grifo cuando no estemos usando el agua, ducharse en vez de bañarse o poner las lavadoras y los lavavajillas cuando estén llenos. En las fábricas, se necesitan unos 250 litros de agua para fabricar 1 Kg de papel y unos 300 para 1 Kg de acero. Y, por otro lado, en el campo se necesitarían como 2,5 litros de agua para cultivar una lechuga, 74 litros para cultivar una planta de maíz y 38 litros para regar un cerezo.
El uso excesivo del agua y la distribución irregular de las precipitaciones hace que el agua se convierta en un bien escaso. Si seguimos extrayendo agua a gran velocidad y vertiendo residuos sin cuidado pronto el agua se convertirá en un recurso no renovable y se convertirá en el nuevo petróleo: un recurso caro y difícil de conseguir. El agua es vida y deberíamos tomar más conciencia sobre el uso que hacemos de ella y cómo la repartimos.
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